El mercado de trabajo que conocíamos y en el que estábamos acostumbrados a operar (yo diría “mal acostumbrados…”) ha variado 180º o mejor dicho, ha dejado de existir. El teléfono no suena…el head hunter no nos busca…nuestro colega no nos referencia.
¿Cómo se ha transformado? Antes las empresas sufrían enormemente por no poder contratar con cierta agilidad profesionales cualificados en mercado y experimentaban en sus carnes los constantes cambios de compañía de éstos –fundamentalmente a golpe de talonario-. Ahora las empresas tienen la sartén por el mango y exigen a sus nuevas incorporaciones la aportación de valor inmediato y cualificado desde el día 1 y por la mitad de precio.
Es importante recordar de dónde venimos: desde los 90 España tuvo una entrada importante de compañías multinacionales que vino acompañada de la apertura de nuevos sectores. Esto propició que los nuevos entrantes ficharan para éstas posiciones de nueva creación a ejecutivos de la industria tradicional y por tanto se generaron vacantes, proceso que llevó aparejado un movimiento enorme de profesionales. Ante la escasez de ejecutivos preparados la forma de seleccionar y mantener por parte de las empresas éste talento se basaba en aplicar primas e incrementos de fichaje junto con bonus de fidelización que hacían que el profesional se pensara 2 veces su salida de la compañía
A partir de septiembre de 2008 el panorama cambia y casi 7 años después podemos decir que nuestro mercado de trabajo no tiene nada que ver… Los profesionales afortunados que siguen trabajando se aferran a su puesto y a pesar, en muchos casos de no estar contentos, prefieren malo conocido que empresa buena por conocer. Esta situación impide la rotación y lo que predomina es precisamente lo contrario, amortización de puestos de forma constante. De otro lado el concepto seguridad se ha desvanecido de un plumazo…
Antes buscábamos crecimiento profesional desde el punto de vista de adquirir más experiencia ocupando puestos de mayor envergadura. Era el reconocimiento por parte de la empresa al trabajo bien hecho.
Ahora hemos entrando de plano en una nueva era que pasa y nos obliga al re-inicio de forma constante de nuevas actividades/proyectos por cuenta ajena o propia cada 5-10 años cuya línea temporal llegará a los 70 años porqué ¿quién nos va a pagar las pensiones?
Es curioso, siendo conscientes como somos que de forma “cierta” nuestra carrera en un momento dado se va a cortar ¿porque nos empeñamos en no planificarla ni parar a pensar en nuestro medio y largo plazo? Todavía estás a tiempo…
Escrito por Marta Gil-Casares.