María José Lasarte.
Nos encanta ir a Biarritz en verano: la gran playa es preciosa, rocosa e interminable, hay unas olas fabulosas, el sol se pone en el horizonte, imagínate las puestas de sol que se disfrutan, a un paso los pirineos, ni frío ni calor…, y podría seguir y seguir con un largo etcétera.
Estos aspectos que he señalado vienen de fábrica, quiero decir que la naturaleza ha bendecido a la villa con todos estos atributos. Y como Biarritz hay otras muchas ciudades de costa que también han sido bendecidas, cada una con lo suyo.
¿Sabes qué es lo que hace de Biarritz un lugar único en el que me siento muy muy bien?
Pues es una larga serie de pequeños detalles que marcan la diferencia. Desde cómo te saluda el kioskero, el glacier te prepara tu helado como si fuera una escultura, el frutero coloca las fresas en una baskette, atención! con una lámina de papel burbuja para que las fresas no se hipermaduren. Si vas a una tasca, después del bonjour madame el camarero te sirve una carafe de agua fresca sin pedirla. Sigo? un camarero (20) ofreció su brazo a mi madre (87) para bajar las escaleras.
Año tras año vamos seleccionando los establecimientos que marcan la diferencia y que hacen que, por ejemplo, tomarse un helado sea una experiencia singular.
Se trata de hacer cosas diferentes que aporten valor y que este valor sea percibido, incluso detalles, cuyo esfuerzo merece la pena, marca la diferencia e influye en la decisión de elección entre tres posibles opciones.
Generar esa diferenciación en los mensajes y en el diseño e implementación de una estrategia de cambio en el mercado marca la diferencia e influye, incluso es concluyente, en la elección de un decisor. ¿Cuál es la buena noticia? Generar esa diferenciación es posible para todos, como bien sabéis los que habéis asistido a un taller MGC.
Aprovecha, ahora es un buen momento para preguntarte, ¿cuál es tu baskette o tu carafe de agua fresca que puedes aportar a tus mensajes y a tu estrategia de cambio?