Maria José Lasarte.
Con el calorazo que hace desde hace varias semanas, este título no es nada nuevo, verdad? Con él me quiero referir a que es tiempo de descanso y de disfrute. De hacer actividades que en otros momentos del año no podemos realizar.
Y también es un magnífico momento para pensar en llevar a cabo “cosas nuevas”, que ni siquiera hayamos efectuado alguna vez.
Las rutinas son muy cómodas y muy útiles. Los buenos hábitos son mucho más fáciles de incorporar a nuestra vida si los introducimos dentro de nuestra dinámica diaria de funcionamiento. Ahora bien, no es impedimento alguno para transitar por otros caminos, explorar nuevos territorios. Invierte 5 minutos en pensar qué posibles beneficios podría esto aportarte.
¿Algunas ideas? Aquí van 3:
* Facilitarte la existencia, haciendo las cosas más sencillas y mejor
* Encontrar más opciones para resolver problemas o afrontar retos
* Reconocer oportunidades
¿Apoyan estos beneficios la consecución de tus objetivos actuales?
Pues ya sabes…
Además de las muy apetecibles novelas de esta época, que también, existen muchos otros libros que te pueden ayudar. Una hora en una de esas tiendas grandes –por cuya publicidad no cobro J- y que incluso tienen butacas, puede ser muy útil.
“Sólo haciendo cosas diferentes obtendremos resultados diferentes”, cita de Albert Einstein que habrás escuchado a Marta. La buena noticia es que esto se puede entrenar y desarrollar. El tiempo de verano es un buen momento para entrenar nuevas maneras de hacer y también nuevas maneras de pensar (pensamiento creativo…) y de interpretar (hábitos explicativos…).
Ante la pregunta, ¿qué voy a hacer?, si la respuesta es “no sé”, plantéate, “y si lo supiera, ¿qué haría?”
Ahora es buen momento. ¡Feliz verano!